¿Por qué los niños tienen sobrepeso o son obesos?
Hay diversos factores que contribuyen a que un niño tenga sobrepeso. Los hábitos alimenticios, la falta de ejercicio, la genética o la combinación de todos estos factores, pueden ser la causa.En algunos casos, una ganancia excesiva de peso se debe a problemas endocrinos, síndromes genéticos y/o la toma de determinados medicamentos.
Cuando el niño ingiere más energía de la que su cuerpo necesita, el exceso se almacena en forma de grasa, si lo hace de manera continua producirá sobrepeso; si sigue con ese mal hábito, desencadenará obesidad.
¿Qué problemas de salud causa el sobrepeso y la obesidad?
Si la obesidad es de un grado alto, tu hijo puede presentar enfermedades crónicas asociadas, como aquellas con alto riesgo cardiovascular como la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial y el colesterol alto; que antes se consideraban como exclusivas de la etapa adulta.
Los factores de riesgo cardiovascular presentes en la infancia favorecen el desarrollo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares en la etapa adulta.
¿Qué otros problemas pueden acompañar al sobrepeso y a la obesidad?
- Problemas óseos y articulares.
- Falta de aliento y problemas para respirar, que dificultan que hagan ejercicio, deporte o cualquier actividad física. Esto también puede agravar los síntomas del asma, si padecen esta enfermedad, o aumentar las probabilidades de que la desarrollen.
- Patrón de sueño agitado o problemas respiratorios por la noche, como la apnea obstructiva del sueño.
- Tendencia a madurar de forma prematura:
Los niños con sobrepeso pueden ser más altos y madurar antes desde el punto de vista sexual que sus compañeros.
Las chicas con sobrepeso pueden tener ciclos menstruales irregulares y problemas de fertilidad en la etapa adulta. - Enfermedades hepáticas (hígado graso).
¿Se puede ver afectada la autoestima?
Los niños obesos también pueden tener problemas emocionales (como la baja autoestima), ser rechazados por sus compañeros y/o recibir acoso escolar o bullying. Los niños que están descontentos con su peso son más proclives a:
- desarrollar hábitos alimentarios insanos y trastornos de la conducta alimentaria
- desarrollar depresión
- caer en el abuso de sustancias
Dieta:
Gran parte de lo que comemos es fácil y rápido de preparar, desde las comidas rápidas cargadas de grasa hasta los alimentos precocinados y procesados. Tenemos los horarios tan apretados que nos queda poco tiempo para preparar comidas más saludables o para hacer algo de ejercicio. El tamaño de las raciones, ya sea en casa como fuera de casa, ha aumentado de forma considerable.
En consultorio, hemos identificado un nuevo problema social que antes no se observaba: los padres dejaron de preparar y cocinar los alimentos. Hoy en día, la cocina es un área de la casa subutilizada que sirve de almacén de alimentos, la mayoría precocinados o chatarra. Las madres dejaron de enseñar a cocinar a sus hijos. Es la “dinámica de la vida actual” en la que hoy en día los padres justifican su incompetencia. Hoy los establecimientos de comida rápida tienen una gran demanda; hoy, se delega la responsabilidad de la preparación de los alimentos a una cocina económica, nana o, en el mejor de los casos a los abuelos que ya fatigados por su edad y responsabilidades de toda una vida, siguen lidiando ahora con la problemática de los hijos y la responsabilidad de los nietos.
Ejercicio y actividad física:
Actualmente, la vida en los hogares es sedentaria. Los niños pasan más tiempo viendo la televisión o jugando con equipos electrónicos, que jugando activamente al aire libre.
Los niños que pasan más de cuatro horas diarias delante de pantallas tienen más probabilidades de tener sobrepeso en comparación con aquellos que se pasan dos horas o menos.
Los niños que tienen un televisor en el dormitorio tienen grandes probabilidades de tener sobrepeso.
Muchos niños no hacen suficiente actividad física. Los niños mayores y los adolescentes deben hacer un mínimo de 60 minutos de ejercicio físico, de moderado a vigoroso, cada día, incluyendo tanto actividades de tipo aeróbico como ejercicios de tonificación muscular. Los niños de dos a cinco años deben jugar de forma activa varias veces al día.
Genética:
Los factores genéticos pueden desempeñar un papel en el peso de un niño. Nuestros genes ayudan a determinar el tipo de cuerpo que tenemos y la forma en que cada uno almacenamos y quemamos la grasa. Pero los genes solos no pueden explicar la actual crisis de obesidad. Puesto que tanto los genes como los hábitos se transmiten de una generación a la siguiente, es posible que varios miembros de la misma familia tengan problemas de sobrepeso.
Los miembros de la misma familia tienden a tener hábitos alimentarios, niveles de actividad física y actitudes similares ante el sobrepeso. El riesgo de obesidad de un niño aumenta considerablemente si uno o ambos padres tienen sobrepeso o son obesos.
¿Cómo se previene el sobrepeso y la obesidad?
Prevenir el sobrepeso en los niños significa tomar decisiones inteligentes sobre la forma en que su familia se alimenta y hace ejercicio y sobre cómo pasan el tiempo cuando están juntos. Ayudar a los niños a llevar un estilo de vida saludable empieza con el buen ejemplo de los padres.
La clave para conseguir que los niños de todas las edades mantengan un peso saludable consiste en implicar a toda la familia. Hagan de la alimentación saludable y de la práctica del ejercicio físico una cuestión de familia.
Hagan que su hijo colabore en la planificación y la preparación de comidas saludables. Llévalo contigo cuando vayas a comprar alimentos. Enséñale a escoger alimentos saludables.
Evita caer en las trampas más frecuentes:
- No recompenses a tu hijo por su buena conducta, ni trates de frenar su mala conducta, ofreciéndole golosinas o dulces. Piensa en otras formas de modificar su comportamiento.
- No impongas la norma de “dejar siempre el plato limpio». Hasta los bebés giran la cara en la dirección contraria a la del biberón o el pecho de sus madres para indicar que ya están satisfechos. Si tu hijo ya está satisfecho, no lo obligues a seguir comiendo. Refuerza la idea de que solo debe comer cuando tenga hambre.
- No hables sobre “alimentos malos” o «prohibidos» ni elimine por completo los dulces y tentempiés favoritos. Los niños pueden rebelarse y comer cantidades excesivas de los alimentos prohibidos cuando estén fuera de la mirada de sus padres o traerlos a casa a escondidas. Sirve alimentos saludables la mayor parte del tiempo y ofrece algo que no sea tan sano de vez en cuando.
Recomendaciones en función de la edad:
He aquí algunas recomendaciones adicionales para niños de todas las edades:
- Desde el nacimiento hasta el año de edad: La lactancia materna, aparte de las muchas ventajas que tiene para la salud, puede ayudar a prevenir el sobrepeso.
- Entre 1 año y 5 años: Inicia buenos hábitos alimentarios desde el principio. Ayuda a tu hijo a desarrollar buenas preferencias alimentarias ofreciéndole un amplio abanico de alimentos saludables. Fomenta su tendencia natural a estar activo y ayúdale a desarrollar nuevas habilidades a partir de las que ya tiene.
- Entre los 6 y los 12 años: Anima a tu hijo a hacer ejercicio físico cada día. Mantén a tu hijo activo también cuando esté en casa, proponiéndole actividades como jugar afuera o salir a caminar en familia. Déjale participar cada vez más en la elección de alimentos saludables, por ejemplo, dejándole que se prepare el almuerzo.
- Entre los 13 y los 17 años: Enséñales a los adolescentes a prepararse comidas y tentempiés saludables. Al estar fuera de casa, aliéntalos a elegir comidas saludables y a hacer actividad física todos los días.
- Todas las edades: Limita el tiempo que pasa tu hijo delante del televisor, el teléfono, la computadora, la videoconsola, etc., y evita que coma delante de una pantalla (de televisión o de otro tipo). Sírvele un amplio abanico de alimentos saludables y coman en familia siempre que sea posible. Insístele a tu hijo en que desayune cada día y en que tome por lo menos cinco raciones de fruta o verdura diarias, y limítale las bebidas azucaradas.
Háblales a tus hijos sobre la importancia de alimentarse bien y de estar activo. Sé un buen ejemplo de comer bien, hacer ejercicio y mantener hábitos saludables a lo largo del día. Convierte esto en un asunto de toda la familia para que todos acaben por hacerlo un hábito.
Entonces, ¿qué debo hacer?
Si estás preocupado, lleva a tu hijo con su pediatra. El médico les hará algunas preguntas sobre sus hábitos alimentarios y de actividad física y le dará algunas recomendaciones para que haga cambios positivos en el estilo de vida. También es posible que el médico le pida un análisis de sangre para descartar algunos problemas de salud que se asocian a la obesidad.
Dependiendo del IMC (medida de longitud por peso) de tu hijo, y de su estado de salud, es posible que tu médico pediatra te envíe con un nutriólogo con experiencia en atención de niños para la realización de un PLAN DE ALIMENTACIÓN enfocado al control de peso.
Recuerda que si tú o alguien no calificado manejan una dieta restrictiva, pueden afectar el desarrollo y/o provocar deficiencias de nutrimentos que promuevan la aparición de secuelas.