A los 2 años, muchos niños comienzan a experimentar sus primeros sueños desagradables. Esto provoca que el pequeño se mantenga despierto tanto tiempo como se posible, así que cuando notes que se resiste a ir a la cama, la razón puede ser ésta y no precisamente por rebeldía.

En la mayoría de los casos, las pesadillas son el reflejo de lo que lo rodea, incluso experiencias tenidas ese mismo día, y que en definitiva le provoca miedo, angustia o preocupación (ej. ver programas inapropiados de televisión, trastornos en la dinámica familiar, buillyng, etc).

Si tu pequeño tuvo un sueño de este tipo, lo mejor que puedes hacer es preguntarle ¿que pasó? y hablarle mimándolo, sin darle demasiada importancia al episodio, ya que el niño podría tomar esto como una forma de chantaje o escusa para regresar a la habitación o incluso, a la cama con los padres.

El momento para que tu hijo vuelva a la cama será cuando esté tranquilo. La mayoría de las veces podrá conciliar el sueño sin problema alguno.

A muchos pequeños les funciona tener una pequeña lámpara de noche con luz indirecta en sus cuartos, pues con ella se sienten seguros, además, estos aparatos promueven la calma antes de acostarse. Hay algunas que incluyen música relajante.

Si el niño despierta gritando (terrores nocturnos) o camina con los ojos cerrados sin reaccionar a los estímulos (sonambulismo), es probable que no haya tenido una pesadilla, sino otro tipo de episodio, que será tema de otro más de nuestros artículos para padres.