¿Te has encontrado a tu pequeño, horas después de haberlo dejado dormido en su cama, paseando por el pasillo mirando aturdido y confuso? Si tienes un niño sonámbulo, te conviene leer este artículo.
Puede ser desconcertante de ver, pero el sonambulismo es muy común en los niños y la mayoría de los sonámbulos sólo lo hace ocasionalmente, superándolo en la adolescencia. El sonambulismo en realidad es algo más que caminar dormido. El sonambulismo puede implicar conductas que pueden ir desde inofensivas como sentarse, inadecuadas como abrir una puerta o ventana, o hacer pipí en el closet, hasta acciones que pongan en peligro potencial su vida como deambular fuera de su domicilio. No importa lo que los niños hagan durante los episodios de sonambulismo, es poco probable que recuerden sus acciones.
Mientras dormimos, nuestro cerebro pasa por cinco etapas del sueño: 1, 2, 3, 4 y REM (movimiento ocular rápido). En conjunto estas etapas representan un ciclo de sueño. Un ciclo completo de sueño dura aproximadamente 90 a 100 minutos. Así que una persona experimenta unos cuatro o cinco ciclos de sueño durante una noche normal de sueño.
El sonambulismo ocurre con mayor frecuencia durante el sueño más profundo de las fases 3 y 4. Durante estas etapas es más difícil despertar a alguien, y cuando llega a despertar puede sentirse aturdido y desorientado durante unos minutos. Los niños tienden a caminar dormidos aproximadamente a la hora o dos de haber conciliado el sueño, y pueden caminar por cualquier lugar desde unos pocos segundos hasta 30 minutos.
Causas de sonambulismo:
El sonambulismo es mucho más común en los niños que en los adultos, porque la mayoría de los sonámbulos lo superan en la adolescencia. Puede ser hereditaria, por lo que si los papás fueron sonámbulos, el hijo puede serlo también. Otros factores que pueden provocar un episodio de sonambulismo incluyen: la falta de sueño o fatiga, horarios irregulares de sueño, enfermedad o fiebre, ciertos medicamentos, estrés.
Los comportamientos mas comunes durante el sonambulismo son por supuesto, salir de la cama y caminar alrededor sin dejar de dormir. Pero sonámbulos jóvenes también pueden: hablar dormidos, ser difíciles de despertar, parecer aturdidos, no responder cuando se les habla, sentarse en la cama y pasar por movimientos repetitivos tales como frotarse los ojos o acomodarse su pijama. También existen aquellos sonámbulos con ojos abiertos, sin embargo no ven su entorno como cuando están despiertos, es decir, suelen creer que están en diferentes habitaciones de la casa o en sitios completamente diferentes.
El sonambulismo en sí no es perjudicial. Sin embargo, los episodios de sonambulismo en los niños pueden ser peligroso ya que al no estár despiertos pueden no darse cuenta de lo que están haciendo, como bajar escaleras, abrir puertas o ventanas; por lo que será importante tomar precauciones para evitar en lo posible que tu hijo sonámbulo pueda caer, tropezar o incluso salir de su domicilio. El sonambulismo no suele ser una señal de que haya algo mal psicológica o emocionalmente en el niño; y a menos que los episodios de sonambulismo sean frecuentes, o que tu hijo haya superado los años de adolescencia, no habrá necesidad de dar tratamiento alguno.
Medidas para ayudar a mantener a tu hijo sonámbulo fuera de peligro:
1. Trata de no despertar a un sonámbulo, porque esto podría generar que se asuste o desoriente considerablemente. Deberás en cambio, guiar a tu hijo suavemente de regreso a su cama.
2. Cierra las ventanas y puertas, no sólo el de su dormitorio, sino de toda la casa. Deberás también considerar poner cerraduras adicionales o cerraduras de seguridad para niños en las puertas. Las llaves deben mantenerse fuera del alcance de los niños que tienen edad o habilidad suficiente para conducir.
3. Para prevenir caídas, evita el uso de literas.
4. Retira objetos filosos o que puedan romperse, de alrededor de su cama.
5. Mantén los objetos peligrosos fuera de su alcance.
6. Retira los obstáculos de su habitación, y elimina el desorden para evitar un tropiezo.
Maneras de ayudar a minimizar los episodios de sonambulismo:
Pídele a tu hijo relajarse antes de acostarse, escuchando música tranquila o cintas de relajación.
Establece horarios fijos y correctos de sueño.
Estimula que vayan al baño antes de ir a la cama y, evitar el exceso de ingesta de líquidos por la noche, ya que tener la vejiga llena puede favorecer el sonambulismo.
La habitación de tu hijo debe ser propicia para dormir, alejada del ruido de la calle y, evitando el ruido propio de las actividades del resto de la casa.