Prácticamente todos los niños de 5 años de edad, han contraído en algún momento una infección por rotavirus. El rotavirus es una de las principales causas de diarrea, y las infecciones severas por rotavirus (gastroenteritis por rotavirus) son la principal causa de las diarreas severas que conducen a la deshidratación en lactantes y niños pequeños.

En Estados Unidos, las infecciones por rotavirus son responsables de cerca de 3 millones de casos de diarrea y de 55,000 hospitalizaciones por diarrea y deshidratación en niños menores de 5 años cada año. A pesar de que estas infecciones causan relativamente pocas muertes, la diarrea provocada por el rotavirus causa más de medio millón de muertes en todo el mundo cada año, principalmente en países en vías de desarrollo, donde la alimentación como la atención médica no siempre son óptimas.

Signos y síntomas:

Los niños afectados por una infección por rotavirus presentan fiebre, náuseas y vómitos, que a menudo van seguidos de cólicos abdominales y de diarreas líquidas y frecuentes. También pueden tener tos y secreción nasal. De todos modos, como ocurre con todos los virus, algunas infecciones por rotavirus cursan con muy pocos síntomas o ninguno en absoluto, sobre todo en la población adulta. A veces, la diarrea que acompaña a una infección por rotavirus es tan fuerte que es muy fácil que lleve a la deshidratación. Entre los signos de la deshidratación se incluyen los siguientes: desde la irritabilidad o inquietud hasta la apatía; sed, ojos hundidos, boca, lengua y piel secas, reducción de la cantidad de orina y de visitas al baño para orinar (en los niños), incluso pañales secos durante mas de 4 horas seguidas (en los bebés).

Contagio:

Los brotes de las infecciones por rotavirus abundan durante los meses de invierno y de primavera. Este tipo de infección es particularmente problemática en las guarderías y los centros de preescolar, así como en los hospitales infantiles, porque es muy contagiosa. El virus se trasmite a través de las heces de las personas infectadas antes y después de que presenten síntomas de la enfermedad. Los niños pueden contraer la infección si se meten los dedos en la boca después de tocar algo que estaba contaminado por el rotavirus. Lo más habitual es que el contagio ocurra porque los niños no se lavan las manos con la frecuencia necesaria, sobre todo antes de comer y después de ir al baño; o la técnica de lavado de manos es incorrecta o insuficiente.

La gente que está al cuidado de bebés y de niños pequeños, desde los mismos padres y familiares, hasta el personal sanitario o de las guarderías, también puede propagar el virus, sobre todo si no se lavan las manos después de cambiar los pañales a bebés o a niños pequeños.

Prevención:

Hoy en día, la Academia Americana de Pediatría (AAP) recomienda incluir una vacuna del rotavirus en la cartilla de vacunación. Se ha constatado que la vacuna previene aproximadamente el 75% de los casos de infecciones por rotavirus y el 98% de los casos graves.

Lavarse bien las manos y con frecuencia es la mejor forma de limitar la propagación de las infecciones por rotavirus, incluso de contraerla. Los niños infectados deben quedarse en casa, dejando de asistir a guarderías, centros de preescolar o centros de estudio hasta que dejen de tener diarrea.

En los hospitales, los brotes de rotavirus se controlan aislando a los pacientes infectados y siguiendo estrictos procedimientos de lavado de manos.

Tratamiento médico:

Si un lactante o un niño de menos de tres años que haya contraído una infección por rotavirus se deshidrata moderada o gravemente, es posible que deba ingresar en un hospital para que le administren líquidos por vía intravenosa a fin de restablecer las concentraciones de fluidos y de sales minerales en su organismo.

De todos modos, la mayoría de los niños de mayor edad se pueden tratar en casa sin problemas. Es posible que el pediatra solicite un análisis de sangre o de heces para confirmar que el cuadro está provocado por el rotavirus, en vez de por bacterias, ya que los antibióticos no sirven para tratar las enfermedades provocadas por virus, y por lo tanto el pediatra no recetará a su hijo antibióticos si le diagnostica una infección por rotavirus.

Tratamiento en casa:

Para evitar la deshidratación, siga las indicaciones de su pediatra sobre los alimentos que debería comer y beber su hijo.

Tal vez el pediatra le sugiera darle a su hijo líquidos especiales como el «vida suero oral» u otros sueros de hidratación pediátrica para restablecer sus fluidos corporales, sobre todo si el niño lleva más de dos o tres días con diarrea.

Por lo general, los niños con diarrea leve que no están deshidratados deben seguir comiendo con normalidad, aunque deben incrementar la ingesta de líquidos. (Los jugos artificiales, néctar y los refrescos pueden empeorar la diarrea y por lo tanto se deben evitar).

Los niños con deshidratación de leve a moderada deben ingerir el suero de rehidratación en cantidades reducidas, pero en tomas frecuentes, y después, cuando mejoren, deberán seguir con su alimentación  normal.

A los bebés alimentados con leche materna no se les debe suspender el seno materno. Un niño que tenga vómitos necesitará comer cantidades más reducidas de alimento y más a menudo. Siga los consejos del pediatra y no le dé a su hijo ningún medicamento para los vómitos o para la diarrea de venta sin receta médica a menos que él se lo recomiende.

¿Cuándo llamar a su pediatra?

Llame al pediatra si su hijo presenta vómitos frecuentes que no permiten la hidratación oral, evacuaciones líquidas frecuentes y abundantes, falta de apetito, y apatía. Ya que pudiese incluso llegar a necesitar manejo hospitalario.

 

Revisado por: Jamie L. Clute.